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Rescatando las memorias de las mujeres sobrevivientes del conflicto armado

Por: comunicaciones
Publicado el: Mayo 2018

Durante el mes de abril en la Casa Refugio se realizaron actividades de conmemoración de la Memoria y la Solidaridad con las Víctimas del Conflicto.  

Durante el mes de abril se realizaron actividades de conmemoración de la Memoria y la Solidaridad con las Víctimas del Conflicto Armado. En la Casa Refugio se llevaron a cabo dos jornadas de rescate de la memoria de quienes habitan transitoriamente en este espacio que atiende a mujeres sobrevivientes del conflicto y a sus hijas e hijos.

Las violencias, el dolor, las sensaciones de desprotección y de desamparo hacen parte de las memorias de las mujeres víctimas del conflicto armado que se encuentran acogidas en la Casa Refugio. Sus recuerdos se hicieron vívidos mientras elaboraban la flor de No Me Olvides símbolo de la fortaleza y la resiliencia de quienes han padecido los horrores de la guerra.  

Las mujeres presentes en la actividad sobrevivieron a las violencias como esta planta surge de entre la maleza para ver de nuevo la luz. Mientras que los primeros cortes de foamy de colores caían al piso, ellas recordaron algunos espacios que han sido significativos para las víctimas como el centro de Memoria Paz y reconciliación en Bogotá y el Museo Casa de La Memoria en Medellín. También rememoraron sus lugares de origen mientras que el frío y la lluvia capitalina acentuaban la melancolía del momento.

La elaboración de la flor de No Me Olvides se convirtió en la posibilidad de compartir con las compañeras y de tejer memorias. En un ejercicio de unión, colaboración y camaradería, las habitantes de la Casa Refugio, junto con las funcionarias, elaboraron cerca de veinte flores. 

De repente, una de las mujeres se levantó de la silla. Alguien le preguntó si regresaba a su región de origen y ella, con el rostro lleno de incertidumbre, respondió “me voy de mi tierra, me voy de Colombia”, abrazó a sus amigas y profesoras y fue a buscar a sus hijas y a empacar sus pocas pertenencias. Según Martha* la Casa Refugio ha sido muy importante, le permitió fortalecerse, reconocer lo valiosa que es como mujer y entender que es posible tener una vida más allá del sufrimiento. La jornada pedagógica continuó con la nostalgia producto de la partida de una amiga y con un paquete lleno de recuerdos representado en las flores de No Me Olvides.

Buena parte de las memorias de lo que significa ser una mujer víctima, surgieron después de la proyección de un video de testimonios de mujeres, lo cual dio lugar a llantos y a revivir tristezas adormecidas. Y es que no es para menos, la mayoría de las mujeres llevan en la Casa Refugio menos de un mes, incluso días y aún cargan con todo el peso del desplazamiento, de la violencia y de la muerte de sus seres queridos. La pedagoga y la trabajadora social contuvieron al grupo a través de un abrazo colectivo y mensajes de fuerza y empoderamiento.

Las mujeres representaron su dolor con palabras y dibujos, una de ellas comentó al grupo que no pudo enterrar a sus muertos, unas lágrimas gruesas se escurrieron por su rostro y cayeron a la cartulina. El silencio se apoderó del salón. A modo de catarsis, se quemaron las hojas en una pequeña fogata en donde simbólicamente dejaron todo lo que han sufrido.

Pero el perdón no significa el olvido, la memoria de cada una de las mujeres es parte de sus vidas y de la memoria colectiva de Bogotá y del país. Cada una de ellas contribuye desde sus experiencias a construir la paz. Las cenizas del dolor fueron enterradas en la tierra para dar lugar a la vida a través de una planta que simboliza su renacer como el ave fénix.

Con un abrazo entre las mujeres se dio el cierre de la actividad, pero ellas siguen adelante, algunas recién inician su proceso. Algo si es seguro, después de los dos o tres meses de vivir en la Casa Refugio su mirada sobre sí mismas será distinta, verán con otros ojos su futuro, contarán con apoyo y se les facilitarán las opciones y ofertas institucionales. 

Las Casas Refugio no solo son un espacio para restituir derechos, también representa la posibilidad de sanar el espíritu y fortalecer las capacidades de las ciudadanas que se han enfrentado cara a cara con la violencia. ¡Este es nuestro compromiso con la paz, la reconciliación y con las mujeres víctimas del conflicto armado en Bogotá!

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