La mutilación genital femenina o ablación es una práctica nociva con graves afectaciones a la salud y la vida de las niñas y mujeres.
La Secretaría Distrital de la Mujer se suma al llamado que se realiza desde diferentes instituciones para poner fin a la mutilación genital femenina. Aquí compartimos el comunicado conjunto, en el marco del Día Internacional de tolerancia cero con la mutilación genital femenina que se visibiliza cada 6 de febrero.
El Ministerio de Salud y Protección Social, el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar –ICBF-, la Secretaría Distrital de la Mujer y el Fondo de Población de las Naciones Unidas en Colombia –UNFPA- hacemos un llamado a la acción colectiva y coordinada para poner fin a la mutilación genital femenina en Colombia.
La mutilación genital femenina o ablación es una práctica nociva con graves afectaciones a la salud y la vida de las niñas y mujeres, así mismo se constituye como una vulneración de sus derechos humanos y “una forma de violencia que se encuentra profundamente arraigada en la discriminación por razón de sexo, genero, edad y otros motivos”[1] .
Se realiza en 30 países del mundo como una manifestación de la desigualdad de género por diferentes razones, en algunos casos es un requisito para el matrimonio, en otros se considera un rito para pasar de la pubertad a la adultez. En Colombia, a través de un trabajo de reflexión conjunta y coordinado con las comunidades indígenas, se han identificado posibles razones por las que se realiza la mutilación genital femenina, como evitar el alargamiento del clítoris como un pene, que las mujeres sean infieles y otras razones relacionadas con el comportamiento sexual.
Hoy la mutilación genital femenina se sigue realizando, con el agravante de que no existen registros precisos sobre el número de niñas y mujeres afectadas, ni precisión sobre los lugares donde se realiza, ya que los casos que se conocen son aquellos que causan algún tipo de infección o muerte.
La mutilación genital femenina es una práctica que puede erradicarse
Desde el 2012, comunidades Indígenas Embera de los municipios de Pueblo Rico y Mistrató en Risaralda y del municipio de Trujillo en el Valle del Cauca han declarado públicamente su compromiso de trabajar en el abandono de la mutilación genital femenina, bajo el concepto de que la “cultura debe generar vida y no muerte”, y consecuentemente se han coordinado procesos e iniciativas de carácter interinstitucional y con las autoridades indígenas para la sensibilización y reflexión acerca de las consecuencias y el daño que ésta práctica produce sobre la salud y la vida de las niñas y mujeres indígenas.
Dentro de estos procesos de reflexión, las comunidades Indígenas Embera han concluido que la mutilación genital femenina no es propia de la cultura de su pueblo, sino una práctica aprendida que ha pasado de generación en generación bajo creencias erróneas sobre el cuerpo y la sexualidad de las mujeres. Por eso, para su erradicación se deben concentrar acciones para hacer conciencia sobre el daño que causa, generar un cambio sobre las creencias que hay alrededor de ella, y cualquier otra práctica o tradición que ponga en una situación de desigualdad a las mujeres o vulnere sus derechos.
Una meta por alcanzar para el 2030
La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible incluye el Objetivo de Desarrollo Sostenible Nro. 5: “Lograr la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres y de las niñas”, el cual contempla dentro de sus indicadores (5.3) “Eliminar las prácticas nocivas como el matrimonio infantil y la mutilación genital femenina”.
Lo que significa que los países que están comprometidos en el cumplimiento de los ODS como Colombia, deben dirigir sus acciones de desarrollo para lograr la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres y en esa medida es una prioridad poner fin a la mutilación genital femenina en aquellos países donde aún se practica.
Por eso, es necesario contar con el compromiso decidido y la acción inmediata de todas las autoridades de orden nacional y local para visibilizar la mutilación genital femenina, generar un cambio sobre las creencias que hay alrededor de ella, hacer conciencia sobre el daño que causa, y apoyar la decisión del Pueblo Embera de poner fin a ésta práctica nociva.
• Se estima que 200 millones de mujeres y niñas en el mundo han sido sometidas a la mutilación genital femenina.
• Colombia, sigue siendo el único país de Latinoamérica donde se realiza la mutilación genital femenina.
• A pesar de que no hay registros precisos sobre el número de niñas y mujeres a las que se les ha realizado la mutilación genital femenina, esta práctica se sigue presentando en Colombia.
«Cualquier acción que atente contra la salud y la vida de las niñas y mujeres colombianas es una violación de los Derechos Humanos y es nuestro deber visibilizarla y contribuir para su erradicación definitiva»
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[1]Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer y Comité sobre los Derechos del Niño, Recomendación General 31 / Observación General 18, párrafo 7).